La Luna
Llamada Luna por los Romanos y Selene y Artemisa por los griegos
Único satélite natural de nuestra Tierra. Por extensión su nombre se utiliza para referirse a los satélites de los demás planetas como sinónimo. La Luna y la Tierra tienen un tamaño tan similar que se las puede considerar en algunos momentos como un sistema de dos planetas.
Por su cercanía es en definitiva el satélite más estudiado de todos e incluso el único visitado por los humanos hasta ahora.
La luna en comparación con la Tierra, tiene una cuarta parte de diámetro, 3,476 km, tiene una masa 81 veces menor, su densidad es de tres quintas partes y la gravedad en la superficie es sólo un sexto. Una persona que pese 60 kilos en la Tierra, al visitar la Luna, pesará 10 kilos solamente.
Orbita la Tierra a una distancia media de 384,403 km, y viaja a una velocidad media de 3,700 km/h. Completa el periodo en una órbita elíptica en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11.5 segundos. Su rotación es igual a su traslación, por lo que completa un giro sobre sí misma en el mismo tiempo que tarda en dar una vuelta al rededor de la Tierra. Razón por la cual siempre vemos una cara de la Luna y nunca vemos el otro hemisferio.
Así como en la Tierra siempre hay una mitad de noche y otra de día por la luz solar, la Luna al girar al rededor de la Tierra, nos ofrece una vista de su cara iluminada, o Luna llena, cada 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2.8 segundos, lo que representa el mes lunar. Cuando no vemos la Luna, o luna nueva, la otra cara que nunca vemos es la que recibe la luz solar, y la que habitualmente vemos está en sombra. Los llamados cuarto creciente y cuarto menguante se presentan cuando vemos la Luna a medio camino entre la Luna llena y la nueva y visceversa y vemos una mitad iluminada y otra mitad en sombra de la misma cara.
La temperatura de la luna varía de 127 °C al mediodía lunar a -173 °C poco antes del amanecer lunar en su superficie y en su interior se estima que alcanza los 1,600 °C.
La superficie de la Luna está cubierta de cráteres producto del impacto de meteoritos que ha recibido desde su formación. Aunque algunos cráteres, cimas y fisuras de su orografía presentan características de origen volcánico.
Su atmósfera es tan tenue que es prácticamente inexistente.
La Luna aparece muy brillante también por su cercanía, pero en realidad sólo refleja el 7% de la luz que recibe del Sol.
La teoría más aceptada sobre el origen de la Luna es la del impacto planetesimal. Ésta teoría dice que la Tierra en sus orígenes, hace 4,000 millones de años, fue golpeada por un cuerpo planetesimal (planeta en una etapa temprana de su formación) de dos y media veces el tamaño de Marte. Parte de los restos provocados por el impacto se quedaron en la órbita de la Tierra, se acumularon con el tiempo por su propia gravitación y formaron la Luna, atrapada a su vez por la atracción gravitacional de la Tierra como su satélite.